sábado, 21 de noviembre de 2009

“El corazón de Cristo es corazón de Padre, de hermano, de amigo” (BLG)

Hola, soy el P. Sebastián, sí, “padre”, que raro me suena todavía este calificativo. Todavía me maravillo por el misterio que, pocos días atrás, cambió mi vida…
Con alegría y gratitud reconozco cuánto amor el Señor ha tenido conmigo llamándome a ser sacerdote guanelliano. Recordando mi historia lo descubro como un Padre que con ternura se ha manifestado en mi vida, guiándola en forma maravillosa. Cierto, a través de innumerables personas que han dejado su huella, de tantas situaciones y circunstancias que me tocaron vivir, de crisis y momentos de consolación, de dificultades y luces que encontré durante estos años. Fue así que, conociendo mis debilidades, pero sobretodo su misericordia que transforma, he comprobado que su amor me “bastaba”. Y decidí entregarme por completo porque comprendí que ese amor no sólo me podía bastar, sino que incluso podía “sobrarme” para compartirlo y dejar que mi propia humanidad se convierta en un medio para que otros muchos tengan la dicha de gozar de Él.
Todo esto lo celebramos el 17 de Octubre pasado, cuando S.E.R. Mons. Valvomero Carlos Martini, obispo de San Justo, me ordenó sacerdote en la Parroquia Ntra. Sra. de Luján y San Luis Gonzaga de Tapiales, Buenos Aires. La comunidad que me vio crecer y que alimentó mi fe con los sacramentos de la iniciación cristiana. Ahí, con mis familiares, con mis cohermanos y cohermanas y con numerosos amigos, reconocimos alegres que el Señor ama a su Pueblo y continúa enviando pastores para que lo acompañen en su nombre.
Tantos pequeños detalles han hecho de este evento un momento inolvidable: desde la afectuosa afabilidad del obispo a los momentos de fraternidad y fiesta. Pero ha sido cuanto Dios hizo y sigue haciendo lo que me conmueve y me invita a responder con generosidad y fidelidad al proyecto que tiene para mí.
Doy gracias a Dios, a la intercesión de María y de los Beatos Luis y Clara, y continúo encomendándome a las oraciones de quienes me han acompañado a lo largo de este camino, y desde ahora, también a la oración de ustedes lectores para que el Señor continúe configurando mi corazón a imagen del suyo, que es corazón de padre, de hermano y de amigo.
P. Sebastián Bente SdC

No hay comentarios:

Publicar un comentario