miércoles, 6 de mayo de 2015

Mensaje del Padre Mauro Gramajo SdC por los 75 años de Presencia Guanelliana en Paraguay

Soy Padre Mauro Gramajo, fui ordenado sacerdote el 2 de febrero del año 2008 en mi ciudad natal, Santa Fe, Argentina, y mi primer destino, como religioso-sacerdote perteneciente a la Obra Don Guanella, fue formar parte de la comunidad parroquial y educativa de San Miguel en Asunción, como vicario parroquial y animador espiritual del colegio, y desde allí iba también a atender pastoralmente como animador espiritual a nuestro colegio de Aregúa. Si bien no fue mucho el tiempo en que estuve por estos lados, desde el 9/2/2008 al 4/2/2010, son muchos y muy bonitos los recuerdos que guardo de estos mis primeros dos años de sacerdote, donde tuve la gracia de conocer hermosas personas, de una gran fe y un gran cariño por la Iglesia. Muchos de los recuerdos que guardo con mucho cariño son los vividos junto a los chicos y profesores del colegio, y con distintas personas de la comunidad parroquial donde compartimos distintos momentos de oración, de retiros y jornadas, donde aprendimos juntos a ir dando pasos de fe y a crecer como comunidad. Recuerdo con mucho cariño las oraciones al comenzar cada jornada en el colegio, las eucaristías, las confesiones, los preparativos para las fiestas importantes, donde realmente se vivía un espíritu de familia muy especial. Recuerdo cuando se me ocurrió en la fiesta de San Miguel, poner la “carpa de la Misericordia”, ya que se vendían tantas cosas, armamos dos puestos, uno junto a otro para poder regalar la misericordia de Dios en el sacramento de la reconciliación, algo que creí que quizás no tendría mucha aceptación, me tuvo por más de cuatro horas seguidas recibiendo a los fieles que esperaban. Hermosos recuerdos. Otro recuerdo muy lindo es el del trabajo realizado con la revista Ecos Guanelianos, y especialmente en los ratos de conversación y trabajo con Iván, un asistente incansable y meticuloso, que “pan por medio”, ponía las revistas en bolsitas y después la repartía en la salida de la Parroquia, más aún si él aparecía en alguna foto. Su inocente amor por las simples cosas que nos hablan de Dios hace comprender porqué Don Guanella a ellos los llamaba “buenos hijos”. Recuerdo que en esos años el rumor de la posibilidad de la aprobación del milagro que posibilitaría la canonización de Don Guanella era cada vez más creciente y esta alegría de fe se sentía en el ambiente. Así fue como, por ejemplo, en vistas a esta preparación, se me ocurrió impulsar la compra de una imagen nueva de San Luis Guanella en el colegio de Aregúa, iniciativa que pudimos llevar a cabo gracias a toda la comunidad educativa, especialmente a los padres y apoderados de los chicos del colegio, la pudimos utilizar en la Eucaristía en honor a Don Guanella que celebramos en la parroquia de Aregúa. Otra hermosa iniciativa que tuvo una repercusión impensada para mí, pero si proyectada por Dios, fue la grabación de un CD con canciones de mi autoría, con motivo de prepararnos espiritualmente para este momento de gracia de la Canonización, que pudo salir a la luz . Gracias a la cooperación de distintas personas de la comunidad parroquial pudo realizarse este material que hoy se encuentra en distintas partes del mundo llevando el mensaje de Caridad que el Señor inspiró en San Luis Guanella y del cual nosotros somos portadores. Este material que tuve incluso la gracia poderlo ir a presentar en Italia días antes de la Canonización de Don Guanella en el 2011 y posteriormente en España, Chile, Brasil y Argentina, lo que para mí ha sido un claro signo de que en verdad “es Dios quien hace”. Sé que es imposible que escriba en este pequeño artículo todos los recuerdos que tengo de estos años, también sé que debo estar olvidándome de algún hecho importante, tantas conversaciones y momentos compartidos, lo que para mí sí es importante, es el poder mirar mi historia y reconocer en estas hermosas tierras, tantos hermanos y hermanas, tantas mamás y papás, tanta familia de Dios que pese a la distancia y al paso del tiempo, sigo queriendo y mucho. Les mando un abrazo grande y ruego a nuestro Padre Dios que los bendiga siempre. Unidos en el cariño y la oración Padre Mauro Gramajo SdC
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