Cuando el Señor nos concede la gracia de poder hacer memoria de su paso en medio de nosotros, y de tener la posibilidad de agradecerle por esa presencia y por su accionar en nuestra historia, creo que es lo más lindo que nos puede suceder.
Cuando digo hacer memoria, me refiero a todas las experiencias que he pasado en los encuentros de jóvenes guanellianos. El primero en el que he participado fue con los confirmandos en el Seminario de Aregua, en el año 1984; el segundo fue en Buenos Aires, en al año 1986, con motivo de la visita del Papa, Beato Juan Pablo II; el tercero fue en Asunción también con motivo de la visita del Papa. Luego siguieron otros varios encuentros de Jóvenes Guanellianos en Paraguay.
Pero esa noche del 22 de octubre en el Teatro Municipal de Caacupé fue algo diferente.
Cuando el grupo Getsemaní hizo su presentación como corolario de toda la vigilia, nos animó a todos a pensar en el gran amor que Dios nos tiene, ese amor que Dios nos da en cada momento de nuestra vida y que muchas veces no sabemos valorar. Esa ternura que Dios nos hace sentir por medio de tantas personas que están a nuestro lado cada día y que quizás nos cuesta descubrir. Esa presencia de padre providente, que a través de Don Guanella nos muestra que nunca nos abandona.
Y entre cantos y alabanzas llegó el momento tan esperado, se abrieron ante nuestros ojos las imágenes desde la plaza de San Pedro en el Vaticano, vimos entrar al Santo Padre, el Papa Benedicto XVI, dando inicio a la celebración Eucarística, y en el fondo, colgados en el frente de la Basílica, las imágenes de los tres Beatos que dentro de poco serían canonizados ¡que emoción ver la imagen de Don Guanella! Si bien el cansancio y el sueño habían vencido a unos cuantos, en un silencio casi contemplativo que luego estalló en aplausos sentimos y vibramos con todo el mundo guanelliano ¡fue extraordinario!
¿Quien nos podría sacar la alegría vivida? Seguimos la ceremonia con atención. No comprendíamos plenamente todo lo que decían, pero las imágenes fueron más que elocuentes.
Y justo cuando el Cardenal Amato dio las gracias al Papa por la Canonización de los Beatos, llegó la Banda de Músicos delante del Teatro para cantarle a Don Guanella, y salir en procesión hacia el Santuario de la Virgen para celebrar nuestra Acción de Gracias con toda la Familia Guanelliana del Paraguay. Sacamos la imagen de San Luis Guanella, y en procesión, agitando cientos de banderas de colores con su rostro, en medio de gritos y aplausos nos dirigimos hacia la explanada de la Basílica, para agradecer a Dios por habernos donado a San Luís Guanella.
Una emoción tras otra. Ver entrar la imagen de San Luís Guanella, por el centro de la plaza, seguida por casi mil personas en su gran mayoría jóvenes, a quienes se les iban uniendo numerosas personas que fueron llegando de todos los rincones para participar de esta gran celebración. Todos con distintivos guanellianos y banderas, saludando a San Luís Guanella.
Iniciamos la eucaristía, presidida por Mons. Edmundo Valenzuela, obispo del Vicariato Apostólico del Chaco, concelebrada también por Mons. Claudio Jiménez, obispo de Caacupé, por los cohermanos de Paraguay, y por otros sacerdotes. La plaza de la Basílica estaba llena: Estaban todos los jóvenes que habían participado de la vigilia, las religiosas guanellinas, los colaboradores, amigos, bienhechores… No podían faltar nuestros ancianos de La Piedad y del Oasis junto con los buenos hijos de la escuelita de Caaguazú, quienes tenían su puesto de honor al lado del altar. Nuestra familia animó la liturgia: el coro de La Piedad y la alegoría de los chicos de las escuelas. Todos participaban con fervor de tan gran acontecimiento. En la ceremonia se remarcó la importancia para toda la Iglesia de la canonización, y lo significativo que es saber vivir el Carisma que nos dejó San Luis Guanella. Agradezco a Dios por estos momentos tan lindos, emotivos y llenos de Bendiciones que he vivido en estos días, agradezco a todas las personas que han organizado y preparado dichas actividades, agradezco a todos los jóvenes por el testimonio y la alegría que nos han brindado ¡Que San Luis Guanella los Bendiga a todos!









